…el vacío es calmoso, lo podemos atraer con un hilo e inaugurarlo en la insignificancia

Contra la llamada formación, las formaciones de todo tipo, las que se in-forman en los saberes que se acumulan en publicaciones y se repiten merced a los discursos bien construidos, los efectos de masa que produce el saber, lejos del circo de todo lo que funciona y se extiende, Lacan se dirige a nosotros y nos dice: si ustedes tuvieran un hilito, cualquiera que sea, eso —les dice en ese momento a los jóvenes psiquiatras en “formación psicoanalítica”— les sería infinitamente más valioso que cualquier cosa, en la medida en que eso los llevaría necesariamente a aquello de lo que se trata en esa relación de concernimiento con algo que es único, en cada encuentro, en cada experiencia. Experiencia de un análisis, pero también experiencia de la práctica de la lectura y de lo que una lectura escribe. Del hilito, cada experiencia encuentra retazos, hilachas caídas en el texto mismo; tira de ellas para agujereaer allí el zurcido. Entonces, caprichos de la lengua, el hilo y el filo convergen, pues la letra f y la letra h han sido conmutadas en la historia del español: el hilo viene a estirarse hasta encontrar la agudeza del filo y el corte viene a afinarse hasta encontrar la delicadeza del hilo. Como leemos en el obrar poético del tejedor:

…el vacío es calmoso, lo podemos atraer

con un hilo e inaugurarlo en la insignificancia.

J. Lezama Lima

Lee un adelanto:

Infancia/infamia: lo infantil, la experiencia, el lenguaje · Jessica Bekerman

El pasaje del infans al niño que habla implica, no los enunciados, sino la manifestación de una puesta en ejercicio de la lengua, propia de la condición única del hombre en el len­guaje. Por su parte, la palabra infamia está formada con el prefijo privativo in, y comparte con infancia el mismo radical latino for, fari, hablar. La infamia expresa la privación o pérdida de dicha manifestación. La contraparte de lo infantil, entonces, no es la adultez (de donde lo problemático de la diferencia entre el psicoanálisis de niños y el psicoanálisis de adultos), sino la infamia.

Así, la infancia no es una edad de la vida que queda sepultada en un pasado más o menos remoto. No hay infancia anterior al lenguaje y quizás, en uno de sus bordes, la infancia designe un momento de puro lenguaje. Pero un lenguaje líquido, aluvio­nal, acuoso, un mamá lenguaje4 en el que el infans está sumer­gido, del que ciertos sonidos que llamaré transicionales —el gorjeo, el laleo, el balbuceo— son indicios. Por eso, la infancia no conoce el tiempo, siempre está emergiendo.

De venta en:

EXIT. La librería, Herder

Galería

Índice

11 / Editorial

Política de la lengua

16 / La (no) lingüística de Lacan: tachadura y palimpsesto  ·  Juan Bautista Ritvo

32 / Hablaolvido  ·  Juan Carlos Piegari

65 / Infancia/infamia: lo infantil, la experiencia, el lenguaje  ·  Jessica Bekerman

86 / El saber-hacer con la dimensión dialectal en un caso de Jacques Lacan   ·  Jorge Baños Orellana

Lenguas maternas

94 / Los fenómenos residuales del trabajo analítico: los excedentes de la Muttersprache  ·  Juan Carlos Cosentino

102 / Freud y la lengua  ·  Georges-Arthur Goldschmidt

142 / Huérfanos de lengua  ·  Jorge Jinkis

La tarea del traductor

154 / La lengua, órgano del cuerpo  ·  Ariel Dilon

158 / De una lengua a otra  ·  Nurith Aviv

184 / Pinthila  ·  Natividad Amador

Entrecruzamientos

192 / En las cercanías de Lacan  ·  Andrea Zanzotto

197 / La metacrítica sobre el purismo de la razón pura  ·  Johann Georg Hamann